Compone pequeñas óperas logrando un éxito rotundo, siendo llamado a Venecia y Milán para seguir componiendo. Actúa además en La Scala, aunque no siempre logra captar la atención del público. Su genero preferido es la opera con ínfulas de comedia contando en sus obras con artistas de la talla de Marietta Marcolini, Filipo Galli y Paolo Rosich. Viaja a Nápoles donde es contratado por Domenico Barbai representando en el Teatro de San Carlos y el Teatro Del Fondo.
Estrena en Roma el Barbero de Sevilla, obra de gran importancia que sustituyó a la de grandes compositores como ZIngarelli, Mercadante, Mayr, Paër, Mosca, Coccia y Paisiello. Viaja a Francia y a Londres donde actúa para la coronación de Carlos X y representa la ópera Guillermo Tell. Esta fue su última ópera compuesta debido a la inmensa fortuna que había acumulado con su obra y por la falta de salud que le afectaba. Aun así, asumió la dirección del Théatre-Italien y el Liceo de Bolonia.
Muchas de sus obras eran difíciles de cantar por ello, el compositor contó con la intervención de cantantes de extremo nivel como Giulietta Simionato, Renato Capecchi, Frnacisco Araiza y Marilyn Horne entre otros. Según Wagner, Rossini era un compositor mal comprendido por el público, aunque de todos los que había conocido, era el más grande.
El 13 de noviembre de 1868, el compositor muere en Passy, Parías. En la ceremonia de su sepultura acudieron distintas celebridades de todo el mundo y un coro de voces entonó su ópera Moisés en el Cementerio del Père-Lachaise. Fue un contemporáneo de sus tiempos y tuvo la suerte de coincidir y conocer a importantes figuras del panorama musical como Verdi y Wagner.